El sonido del tren se mezcla con la misma nada del paisaje y crean algo así como un efecto vacío difícil de expresar en una hoja.
El Gobbi no tiene fin, no termina nunca, no da respiro a la nada y se lo ve tranquilo, adornado con pequeñas cadenas de sierras rojas en el fondo. Aparecen en el horizonte como queriendo avivar las brazas del desierto puro.
Parece imposible que haya gente que realmente pueda vivir en estas condiciones de plena nada y soledad. Yo digo que debe ser más difíicil para ellos, entender que nos pasamos la mayor parte del día sentados en un cuarto para comprar cosas que no significan supervivencia, y que caminamos como ciegos entre altísimos muros, entre máquinas ruidosas de cuatro ruedas grandes como elefantes o rinocerontes. No creo que puedan entender que para muchos, el cielo ya no existe y sus estrellas se fueron con las luces de todo eso que está iluminado en la ciudad. Que hayamos olvidado al viento, al calor, al frío, pero que los hayamos olvidado en su pureza original, tal como son, sin disfraces, sin excusas, sin ofertas ni productos ni nada.
Realmente estoy pisando suelo Chino, el tren sigue avanzando y como diría John Lennon " I´m just sitting here watching the wheels go round and round".
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