sábado, 15 de octubre de 2011

No todo es lo que parece - Shanghai

Hoy por la mañana, caminaba por el Bund, cuando de repente una parejita me pidió que les saque una foto, algo muy extraño teniendo en cuenta que suelen mantenerse lo más lejos posible de nosotros los occidentales. En general, no sesentarían al lado de uno, no le hablarían, y menos que menos, le pedirían que les tome una foto.
Eran del sur y estaban de vacaciones, nos pusimos a hablar de nuestras vidas y parecían muy agradables. Su inglés era bastante bueno como para no tener contacto frecuente con extranjeros.
Les dije que iba para el centro financiero de Shanghai, me recomendaron ir de noche, por las luces y los comercios. Ellos se dirijían aun festiival internacional de degustación de Té a unas cuadras de ahí; según ellos, algo típicamente chino a donde asistía gente de todas partes del país. Entre palabra y palabra, me invitaron a ir con ellos y por supuesto acepté. Imaginé un enorme salón con gente degustando té y haciendo cosas típicas. En su lugar, terminé en un pequeño cuarto de un edificio sentado con ellos dos, frente a una mujer dispuesta a darnos una degustación, exposición, y demostración de las más típicas infuciones. Me alarmé al ver que lo que iba a exponer, era exactamente lo mismo que había visto en una exposición a la que había ido en Beijing.
Minutos después, la mujer trajo el menú de Té, en el cual figuraba su nombre en inglés y el precio por degustarlo: 49 Yuan. Según mi "nuevo amigo", irme a la mitad de la demostración era descortés; pero debo decir que en un abrir y cerrar de ojos, me estaba yendo del lugar, alegando que no tenía un peso como para pagar tanto dinero por una degustación. La última frase que recuerdo fue "have a nice trip around China".
Al salir del edificio, caí en la cuenta de mi inocencia, de la viveza china en su máxima expresión, y de su aparente esfuerzo por evitar que el turista se sienta a gusto.
A su vez, tuve la experiencia de conversar con uno de mis compañeros de cuarto, un chino que se quedaba en Shanghai sólo por un día. Venía de  haber pasado unos días en lo de su hermana, y debía volver a seguir con la escuela militar, de la cual le quedaban aún dos largos años. Fue una experiencia conmovedora, yo era el primer extranjero con el que hablaba en su vida, había aprendido inglés en la escuela y nunca lo había tenido que usar en una situación real. Él estaba feliz y me repitió varias veces lo contento que se encontraba y lo significativo e importante que era para él, el poder charlar conmigo.
Le mostré algunas fotos y estaba admirado de la Patagonia, del norte, de los glaciares (no sabía lo que eran), del Cerro Siete Colores... Cuando le mostré la fotto del Perito Moreno, gritó : "Is that ice?"
Nunca había salido de su provincia y me pidió grabarse algunas fotos en su mp3. Él no quería venderme nada, él realmente se admiró conmigo, con un occidental, con escuchar algo distinto a lo de todos los días, con practicar su inglés para aprender y no para vender descaradamente. Eso es lo más admirable de los chinos, los que no están tocados por la corrupción; son bondadosos, curiosos y muy respetuosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario